INSOMNIO

Hoy será una de esas noches largas y tremebundas, donde reviso los últimos acontecimientos que transcurren resbalando por mi vida. Rebobino y entro en el torbellino de sensaciones y recuerdos que me invaden.
Raramente llego a alguna conclusión y si lo hago, esta no es agradable para mi cuerpo pero si para mi conciencia.
Suelo dormir bien, pero estas noches también son necesarias.
A veces la dureza que me aplico es extrema y al final acabo sintiéndome culpable en demasiados casos, pero casi siempre acabo construyendo un puente con mis positivos recuerdos, los más lejanos, y me reconforta saber que no siempre los momentos por los que ha transcurrido mi vida han sido tan oscuros como este que atravieso.
Todas las personas tenemos nuestra "caja negra" que jamás se abrirá, es solo nuestra, incompartible.

• Estás triste y pensativo, ¿qué te pasa?
• Nada, "cosas mías" (desde luego que son mías, además si las digo le haría daño saber en que/quien pienso, una verdad puede decirse de mil maneras, o no decirse)
• ¡Ya! así no pretenderás que te conozca mejor y que yo te cuente las mías...
• Tranquila, no lo pretendo
• Mal vamos...

Los que pensamos (de insomne en insomne noche) creemos que la soledad interior es terapéutica e imprescindible. Cada uno precisa de su espacio infranqueable y solitario donde no cabe nadie mas que uno mismo. Allí revisa, llora y ama en silencio, navega de puntillas por los sueños o naufraga golpeado contra los rompeolas de la vida. ¡Que más da! en ese espacio vale todo: el deseo, lo obsceno, la mentira o el supuesto valor que no tenemos. Se aparca la conciencia e inventamos "nuestro mundo". Yo lo necesito al menos. A lo mejor es que mi vida ha sido muy intensa, compleja, no sé... ciertamente no nos engañemos no ha sido muy estándar. Lo cierto es que por ella han pasado demasiadas cosas/personas innecesarias que se instalan y se agarran, se niegan a marcharse, esta noche recordaba algunas de ellas, se parecen mucho a la que hoy me hace insomne, de la que quiero salir ahora.
Y como en todas mis historias, el insomnio dicen, es por culpa mía.

Pero bueno intentando buscar soluciones se me ocurren estas reflexiones que comparto con vosotros.
El problema no está, en si la vida es fácil o difícil, sino en cómo reaccionamos ante los obstáculos. Por eso hay que aceptar a veces salidas de emergencia, aunque te obliguen a dar un pequeño rodeo o dejarlo todo y empezar de nuevo.
Y si un día se te cierra una puerta, la solución no es romperte la cabeza golpeándote contra ella,  sino preguntarnos si no habrá, al lado de ella o en la misma dirección, alguna otra puerta por la que poder pasar. Los amigos son cruciales en este paso.

Al mismo tiempo, hay tener siempre encendidas tres o cuatro ilusiones; así, si te apagan una, tendremos otras con las que hacer nuestra vida más llevadera.

Y si ocurre que llega una ola más fuerte que nosotros, no pasa nada, nos agachamos, la dejamos pasar, esperamos... y luego, a seguir nadando.

En cualquier caso, las crisis pueden servirnos para entrar en contacto con nuestros miedos, con la vulnerabilidad, pero nos orientarán en lo realmente importante. Estos momentos de desequilibrio nos permiten tomar conciencia de la realidad de la vida, imprevisible y mutable, para valorar esos tesoros que son la salud, las relaciones afectivas y pensar que la vida en general, a pesar de todos, es maravillosa.

Bueno eso lo digo y luego yo hago lo que me rota... cuidense